Procurar una dieta variada y balanceada basada en alimentos frescos y ricos en vitaminas y minerales, además de mantener óptimos niveles de hidratación siempre ha sido importante, aunque es un hecho que en los últimos dos años estos buenos hábitos han aumentado su relevancia en nuestras vidas. Y sus beneficios no solo se notan en piel y cabello hermosos, también en la respuesta de nuestro sistema inmune frente a virus y bacterias. La vitamina C y los antioxidantes juegan un rol clave en este sentido, junto a otros nutrientes fundamentales para nuestro bienestar.
Científicamente está comprobado que cuando nuestras defensas están al cien no garantiza que jamás enfermaremos; si bien esto es posible, la verdadera prueba de que nuestras barreras naturales funcionan a la perfección ocurre cuando detectan oportunamente las amenazas a la salud y las eliminan eficazmente, manteniéndonos con vida. Se dice que entre el 70 y 80% del sistema inmunológico se encuentra en nuestro intestino, por eso una alimentación equilibrada es invaluable, combinada con diversos hábitos que en conjunto pueden conformar tu dieta. ¡Conoce cómo puedes lograrlo!
Platillos llenos de color. Cada alimento en su estado natural tiene un color, y esto es un indicador de los nutrientes que puede brindar y los beneficios que aportará a tu organismo. Por ejemplo, la vitamina C la encontramos en una amplia gama de colores, como el vibrante naranja de algunos cítricos, el brillante verde de la cereza acerola o el brócoli, el potente rojo de la fresa y el tomate, o el intenso morado de los arándanos. Por cierto, ¿sabías que la cereza acerola es una fuente de vitamina C más rica que la naranja? De acuerdo a un artículo del Baptist Health South Florida, tu sistema inmune trabajará como debe ser si consumes alimentos ricos en vitamina A o betacaroteno, al igual que vitaminas C, E, D y minerales como selenio y zinc. En este artículo encontrarás opciones con las cuales obtendrás una dieta muy deliciosa, saludable y nutritiva.
¿Bacterias buenas? Sí, las hay. Aunque no lo creas, existen bacterias que favorecen a nuestra salud porque dan equilibrio a nuestra microbiota intestinal, que como ya dijimos, es vital para tu sistema inmune. Puedes incluirlas en tu dieta tomando alimentos fermentados como yogur, kéfir, kimchi, pan de masa madre y chucrut, entre otros. Según el sitio web Gut Microbiota for Health, editado por la European Society of Neurogastroenterology & Motility, su consumo mejora la digestión y absorción de nutrientes, pues el proceso de fermentación produce vitaminas, antioxidantes y moléculas que pueden bajar la presión sanguínea y la inflamación, impactando en tu salud integral. También recomiendan reducir o eliminar los alimentos azucarados y el alcohol de la dieta, ya que pueden alterar a las bacterias intestinales.
Hidratación, hidratación. Seguro te han dado este consejo infinidad de veces, pero es que de verdad es muy importante para un sistema inmunológico en óptimas condiciones. Recuerda que tres cuartas partes de nuestro cuerpo son agua, y este vital líquido además ayuda a transportar los nutrientes a todos los órganos y a que estos los aprovechen mejor, así como a desechar toxinas. Hazlo con agua natural, pero si te cuesta trabajo beberla, prueba con agua de coco, té verde o rojo, o infusiones florales o herbales, preferentemente sin azúcar. ¿Se te olvida tomar suficiente agua a lo largo del día? Entonces considera programar alertas en tus dispositivos, o descarga alguna aplicación compatible con tu sistema operativo. La recomendación más popular son 2 litros de agua al día, pero escucha a tu cuerpo e identifica la cantidad justa que requiere.
Dile “no” a alimentos que producen inflamación. Diversos estudios advierten que la inflamación de tejidos y órganos puede afectar el funcionamiento del sistema inmune, por eso lo mejor es evitar productos con exceso de azúcares añadidos, harinas refinadas y ultraprocesados o comida chatarra. Nadie se salva de los antojos ocasionales, pero te sugerimos que la próxima vez pongas atención a lo que los provoca y los reemplaces con una alternativa saludable.
Ejercítate regularmente y duerme bien. La actividad física frecuente y darle a tu cuerpo las horas de descanso que requiera son indispensables para fortalecer tu sistema inmunológico.